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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amado Dios, gracias por este sábado que comienza, por el aire fresco que me despierta y por la calma que trae este amanecer. Hoy me levanto con el corazón agradecido porque tu bondad me ha sostenido hasta aquí, porque tu misericordia se renueva sobre mi vida y porque, a pesar de mis limitaciones, me sigues mirando con ojos de amor. Señor, sé que cada día es un regalo y por eso hoy quiero recibir este sábado con gratitud, con confianza y con esperanza.
Padre celestial, en esta mañana deposito en tus manos mis
pensamientos, mis sentimientos, mis planes y mis preocupaciones. Sé que nada
escapa a tu control, que tus caminos son más altos que los míos y que todo lo
que permites tiene un propósito para mi bien. Te entrego este día con la
certeza de que Tú vas delante de mí abriendo caminos, enderezando senderos y
llenándome de tu luz para que nada pueda apagar la fe que has sembrado en mi
corazón.
Hoy, Señor, quiero detenerme a contemplar lo grande que
eres. La creación me habla de tu poder, la vida me recuerda tu fidelidad y cada
amanecer es testimonio de tu promesa cumplida. Gracias porque no me abandonas,
porque tu Espíritu Santo me fortalece y porque aun cuando me siento débil, tu
gracia me levanta y me sostiene.
Padre amado, bendice a mi familia en este sábado. Protégelos
en todo momento, cuida su entrada y su salida, y haz que tu presencia sea un
muro de fuego a su alrededor. Llévanos siempre por caminos de paz, de amor y de
unidad, para que en nuestro hogar nunca falte tu provisión, tu alegría ni tu
compañía. Te entrego nuestras necesidades, nuestros sueños y cada área de
nuestra vida. Tú eres el proveedor fiel que nunca falla y el Dios que siempre
llega a tiempo.
Señor, en este sábado te pido fuerzas para descansar en tu
voluntad. Que las cargas que me preocupan no roben mi paz, que la ansiedad no
me aparte de ti y que las preocupaciones no me hagan olvidar que eres un Dios
que cuida de mí. Renueva mis fuerzas, sana mis heridas, limpia mi corazón de
resentimientos y regálame un espíritu humilde y agradecido.
Padre eterno, también te pido que bendigas mis proyectos.
Que cada esfuerzo de este sábado sea guiado por tu sabiduría, que mis palabras
reflejen tu amor y que mis acciones dejen huella de bondad en los demás. No
permitas que me aparte de tu camino, sino que cada paso que dé sea firme,
seguro y lleno de propósito en Ti.
Señor, dame hoy un corazón sensible para escuchar tu voz en
lo sencillo: en la sonrisa de un ser querido, en el abrazo de un amigo, en el
canto de las aves o en el silencio de la oración. Hazme comprender que cada día
es una oportunidad para acercarme más a Ti, para servir con alegría y para
vivir con plenitud bajo tu gracia.
Padre misericordioso, confío en que este sábado será un día
de bendición. Si surgen pruebas, me fortalecerás; si aparecen obstáculos, me
darás la salida; si llegan alegrías, reconoceré que son fruto de tu amor. Todo
lo que suceda hoy lo recibo como parte de tu plan perfecto para mí.
En esta oración quiero proclamar que no temo al futuro
porque mi presente y mi mañana están seguros en tus manos. Confío en tu
palabra, me aferro a tus promesas y camino en la certeza de que siempre estás
conmigo. Gracias por este sábado, Señor, porque sé que ya está lleno de tu
favor y de tu gracia.
En el nombre poderoso de Jesús, amén.
“El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace descansar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.” — Salmo 23, 1-2
Que este sábado 27 de septiembre lo vivas con la certeza de que Dios camina a
tu lado. No estás solo, su amor te sostiene y su paz te acompaña. Levanta tu
mirada, sonríe al nuevo amanecer y confía: lo mejor aún está por venir.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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