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Amado y misericordioso Dios, Padre de toda consolación, hoy nos acercamos a Tu trono de gracia con el corazón cargado de preocupación, pero también lleno de una fe inquebrantable en Tu amor infinito. Elevamos nuestra súplica más ferviente ante Ti, poniendo en Tus manos sagradas a todos nuestros hermanos y hermanas que libran, en este mismo instante, la ardua batalla contra el cáncer. Tú, que eres el Divino Médico y el único que conoces cada fibra de nuestro ser, te pedimos que extiendas Tu mano sanadora sobre cada persona que sufre a causa de esta enfermedad.
Señor, para aquellos que hoy reciben el impacto de un diagnóstico,
sé Tú su fortaleza y su esperanza. Que en medio
del miedo y la incertidumbre, sientan la poderosa certeza de que no están
solos. Rodeálos con Tu paz, esa paz que sobrepasa todo
entendimiento, para que guarde sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.
Calma la tormenta de angustia que pueda nublar su espíritu y reemplázala con
una confianza serena en Tu plan perfecto, incluso cuando el camino parece
oscuro.
Para quienes están en pleno proceso de tratamiento,
ya sea quimioterapia, radioterapia o cualquier
otra terapia, te pedimos, oh Señor, que seas su sanación y
su alivio. Mitiga los efectos debilitantes de estos procedimientos:
alivia las náuseas, fortalece su cuerpo exhausto, renueva su sangre
y protege su sistema inmunológico. Te rogamos, Dios de toda sabiduría, que
ilumines las mentes y guíes las manos de los médicos, enfermeras y
todo el personal sanitario que los cuida. Concédeles
discernimiento, precisión y compasión para que cada decisión tomada sea un paso
firme hacia la recuperación total.
Consuela, Padre de bondad, a las familias y cuidadores que
acompañan con amor y sacrificio este camino. Ellos, que son testigos
silenciosos del dolor, también necesitan Tu fortaleza. Renova sus fuerzas cada
día, dales paciencia en los momentos de desesperación y
llenalos de un amor que todo lo soporta. Que sean, con su
presencia constante, un reflejo palpable de Tu amor incondicional, un puerto
seguro en medio de la tempestad.
Para aquellos cuya lucha ha sido larga y cuyo cuerpo se
siente frágil, sé Tú su consuelo y su bálsamo. En
los momentos de dolor intenso y agotamiento, haz que
experimenten Tu presencia más cerca que nunca. Recuérdales que su valor no
se mide por la fuerza física que les queda, sino por la entereza de su
espíritu, que se aferra a la vida y a Ti. Bendice, Señor de la Vida, los avances de
la investigación científica contra el cáncer. Inspira a los
investigadores en todo el mundo para que descubran nuevas y más efectivas curas,
tratamientos menos invasivos y métodos de detección temprana que
salven innumerables vidas.
Y para aquellos a quienes, en Tu soberana voluntad, les has
concedido el don de la remisión y la vida después del
cáncer, te damos gracias, oh Dios. Que su historia se convierta en un faro
de esperanza para otros, un testimonio vivo de que la sanación es
posible. Ayúdalos a abrazar cada nuevo día con gratitud y a usar su experiencia
para apoyar a quienes inician este difícil trayecto.
Finalmente, Padre de misericordia, encomendamos a Tu amor
eterno a aquellos hermanos y hermanas a quienes llamarás a Tu lado. Si es Tu
voluntad darles el descanso eterno, recíbelos en Tu reino, donde no hay
más dolor, ni llanto, ni muerte. Que
encuentren en Tu presencia la paz definitiva que anhela todo
corazón. Brinda un consuelo sobrenatural a sus seres queridos,
sostenlos en su duelo y haz que la certeza de la resurrección y
la vida eterna sea su mayor fortaleza.
Te lo pedimos, con lágrimas y con esperanza, con dolor y con
fe, por Jesucristo, nuestro Señor, que padeció por nosotros y que es el Camino,
la Verdad y la Vida.
Amén.