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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bendito Señor, al caer la noche, me acerco a ti con un corazón agradecido, sabiendo que tu amor es más grande que todos mis errores y que tu misericordia me cubre en cada instante. Gracias porque me has permitido vivir un día más bajo tu cuidado. Gracias porque, a pesar de mis debilidades, tu mano me sostuvo y tu gracia me acompañó.
Padre amado, hoy me detengo un momento para mirar hacia atrás y reconocer todas las bendiciones que derramaste sobre mí. Desde el simple hecho de abrir mis ojos al amanecer hasta llegar a este instante de calma, sé que cada detalle de mi vida es un regalo de tu bondad.
Quiero entregarte, Señor, cada palabra que dije, cada pensamiento que tuve y cada acción que realicé en este día. Si en algo fallé, te pido perdón. Límpiame con tu amor y renueva mi corazón para que mañana pueda levantarme más fuerte, más sabio y más dispuesto a seguir tu voluntad.
Señor, esta noche deseo descansar en tus brazos, confiando en tu promesa que dice en Mateo 6:34: “No se preocupen por el mañana, porque el mañana traerá sus propias preocupaciones. Cada día tiene ya sus problemas.” Enséñame a vivir en el presente, a dejar atrás la ansiedad y a confiar en que tú sostienes mi futuro.
Padre de amor, te entrego mis cargas. Tú conoces lo que me inquieta, lo que me duele, lo que me hace sentir débil. Te presento mis miedos, mis preocupaciones y mis luchas. Yo no quiero cargar con ellas mientras duermo; quiero dejar que seas tú quien las lleve, porque tu yugo es suave y tu carga es ligera.
Te pido también que bendigas mi hogar y a cada persona que amo. Protégelos en esta noche, envía tus ángeles a sus habitaciones y cúbrelos con tu preciosa sangre. Que puedan dormir tranquilos, sin temor, con la certeza de que tú los guardas en todo momento.
Señor, mira también a quienes están sufriendo en esta noche: a los enfermos, a los que no tienen cama donde dormir, a los que se sienten solos y olvidados. Llénalos con tu presencia y hazles sentir que no están abandonados, que tú eres el Padre que nunca falla y que tu amor los sostiene.
Quiero pedirte de manera especial que bendigas mis proyectos, mis metas y mis anhelos. Si están dentro de tu voluntad, abre las puertas correctas y dame la sabiduría para aprovechar cada oportunidad. Y si no están en tu plan, muéstrame el camino que me conduzca hacia tu propósito perfecto.
Padre celestial, enséñame a perdonar. No quiero irme a dormir con rencores ni con resentimientos. Quiero soltar todo lo que me ata y me roba la paz. Dame un corazón humilde, semejante al tuyo, que ame incluso cuando ha sido herido, y que bendiga incluso cuando ha sido maltratado.
Gracias, Señor, porque me das el privilegio de hablar contigo en esta oración. Gracias porque sé que me escuchas y que respondes a cada súplica en el momento perfecto.
Ahora quiero descansar con la certeza de que tú estás conmigo, que tu presencia me rodea y que tus promesas me sostienen.
“El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: ‘Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.’” Salmo 91:1-2:
En paz me duermo, Señor, porque tú me das la seguridad de que mañana será un nuevo día lleno de oportunidades y bendiciones.
Amén.
Te saluda tu canal Señal de Fe, deseándote una noche bendecida y un descanso en la paz de Dios.
Te invito a que en los comentarios escribas: “Señor, en ti descanso”, para que juntos compartamos nuestra fe y sigamos fortaleciendo esta comunidad de oración.