Oración de la Mañana Basada en el Salmo 91 - Señal de Fe Oración de la Mañana Basada en el Salmo 91

Oración de la Mañana Basada en el Salmo 91

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Oración de la Mañana

Antes de comenzar tu día, detente un instante. Cierra los ojos, respira profundo y siente la presencia de Dios a tu alrededor. Porque cuando hablas con Él antes de salir de casa, todo cambia: los caminos se abren, el miedo se disuelve y la paz te envuelve. No importa lo que enfrentes hoy, nada podrá tocarte si habitas bajo la sombra del Altísimo. Esta es tu oración de la mañana, una plegaria poderosa inspirada en el Salmo 91, para que empieces el día con protección, fe y la bendición de Dios.

Amado Padre Celestial, en esta nueva mañana me presento ante Ti con el corazón abierto, agradecido por el regalo de la vida, por el aire que respiro, por el sol que ilumina mi rostro y por la oportunidad de comenzar un nuevo día bajo Tu amparo. Tú eres mi refugio, mi fortaleza y mi escudo protector, aquel que nunca me abandona, incluso cuando el mundo parece oscurecerse. Señor, al abrir mis ojos hoy, quiero declarar con fe viva las palabras del Salmo 91: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” Que mi alma encuentre descanso en Tu presencia y mi espíritu halle paz en Tu promesa eterna.

Señor, en este día te pido que seas mi guía y mi guardián, que tus ángeles acampen a mi alrededor y que ninguna fuerza del mal logre tocar mi morada. Cubre mi mente con Tu sabiduría, mi corazón con Tu amor y mis pasos con Tu luz. Quiero caminar confiado sabiendo que Tú vas delante de mí, enderezando mis caminos y apartando los tropiezos que el enemigo intenta poner. Sé mi refugio cuando sienta miedo, sé mi voz cuando me falten las palabras, sé mi fuerza cuando mi cuerpo se debilite.

Oh Señor, así como el sol ilumina la tierra, ilumina también mis pensamientos para que en todo momento pueda actuar con justicia, con bondad y con fe. Que mis palabras sean reflejo de Tu verdad, y mis acciones, testimonio vivo de Tu presencia. No permitas que la duda me robe la paz ni que la ansiedad apague la esperanza que has sembrado en mí. En este amanecer, quiero levantar mis manos al cielo y proclamar que Tú eres mi Dios, en Ti confío, y bajo Tu sombra nada me faltará.

Padre amado, te consagro este día en tus manos santas. Que cada decisión que tome esté guiada por Tu Espíritu Santo, que cada paso que dé me acerque más a Ti. Si la tormenta se levanta, que mi fe sea más fuerte. Si la oscuridad me envuelve, que Tu luz me guíe. Si el cansancio me toca, que Tu gracia me renueve. No permitas que la tristeza, el enojo o el miedo gobiernen mi alma, porque Tú eres mi paz, mi roca firme, mi salvación eterna.

Te pido también, Señor, por mi familia, por cada uno de los que amo. Protégelos con Tu poder, rodéalos de ángeles y líbralos de todo peligro. Que Tu presencia los acompañe en cada instante y que la bendición de Tu amor sea su escudo. Derrama sobre nuestro hogar un manto de fe, de unidad y de esperanza. Que ninguna palabra de maldición prospere y que solo Tu voz tenga autoridad sobre nosotros.

Y mientras el día avanza, quiero recordar que no hay sombra más segura que la Tuya, ni fortaleza más firme que Tu amor. Cuando el mundo me quiera hacer dudar, recuérdame que quien habita al abrigo del Altísimo vive en la paz de Dios. En esta confianza me levanto hoy, Señor, sabiendo que no estoy solo, que Tu Espíritu me acompaña, que Tu palabra me sostiene y que Tus promesas me cubren. Hoy decido vivir bajo Tu sombra, caminar bajo Tu dirección y descansar en Tu protección.

Padre eterno, gracias por escuchar mi oración, gracias por no dejarme solo en mis batallas, gracias por recordarme que aunque el enemigo me ronde, ninguna plaga tocará mi morada, porque Tú has puesto sobre mí Tu sello divino. 

Amén.

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